jueves, 6 de septiembre de 2012

Globalización y recursos.

La historia es una repetición de ciclos en los que las formas cambian, pero las causas profundas de cada ciclo suelen permanecen invariables. Es posible que estemos viviendo las fases iniciales de un nuevo ciclo en la historia del mundo asociado a la globalización, y esos cambios están generando tensiones sociales, económicas y políticas que en último extremo están ocasionadas por una lucha por el control de los recursos. Cada cambio de ciclo, la humanidad y los países comenten errores y aciertos. De los errores debemos aprender, pero rara vez lo hacemos. Se suelen repetir periódicamente hambrunas, guerras, genocidios, limpiezas étnicas, enfrentamientos que perduran generaciones y decisiones que sin ser tan trágicas, el tiempo acaba por revelar como erróneas para los países y para los pueblos.

Si bien la riqueza global en términos absolutos ha crecido, en términos relativos ni crece ni decrece; ni se crea ni se destruye, simplemente cambia de manos, y en un escenario en el que la población mundial se ha duplicado en pocas décadas y en el que áreas extensas y gran número de población están empezando a jugar un papel importante en la economía y política, es normal que se produzcan movimientos que alteran el  equilibrio en el que nos habíamos acostumbrado a vivir. Por lo tanto es necesario que los países que nos enfrentamos a esos cambios con efectos negativos, tengamos la capacidad de abordar los problemas con conocimiento, objetividad y visión a largo plazo.

Esta reflexión viene a cuento de las variadas iniciativas que de una temporada a esta parte han resurgido con cierta intensidad en varias partes del mundo, en las que movimientos separatistas están reactivando su mensaje. Escocia, Cataluña, Quebec, País Vasco o Flandes son ejemplos próximos en nuestro ámbito. Si bien estos movimientos no son nuevos, si es curioso el hecho que hayan dejado atrás o en segundo plano argumentos de naturaleza histórica, cultural, étnica, lingüística o política; ahora los argumentos principales son de naturaleza económica: "autosuficiencia", "expolio fiscal", etc, es decir, la lucha por los recursos. Ya que los primeros argumentos no han sido suficientes para que su mensaje cale en la sociedad, en estos momentos de crisis global aprovechan la inquietud de la población para pescar prometiendo un futuro de abundancia. Oportunismo puro y duro, o posiblemente la evidencia de que el soberanismo es un movimiento pendular que se mueve en base a intereses económicos, y que todo lo demás no es más que una fachada. No es responsable que así lo hagan, y además esa tendencia no tiene por qué finalizar en esos territorios y llevada a su máximo exponente el modelo final sería el de las "ciudades estado", propio de la Edad Media y que no es deseable. Los movimientos pendulares que antes cité tienen lugar en períodos concretos, y las decisiones que se tomen en esos momentos tienen que valorarse teniendo en cuenta que los escenarios son muy cambiantes, cada vez más, y lo que hoy parece evidente, quizá mañana no lo sea tanto, pero las consecuencias suelen ser irreversibles.

Señalo también la circunstancia que estos movimientos tengan lugar en el primer mundo, en países occidentales de primer nivel y con democracias muy asentadas y que, de momento, mantienen una buena posición en el escalafón de la economía mundial, mientras que países y áreas emergentes no pierden el tiempo con esas tendencias centrífugas, o simplemente no las consienten.

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